APUNTES DE ALGUNOS CEMENTERIOS DE MONTERREY
Palabras previas Recuerdo haber visitado un panteón por primera vez cuando tenía alrededor de seis o siete años de edad. Durante un verano conocí el cementerio del Real de San Antonio de Baja California Sur; ahí descansa la ascendencia materna y en el pueblo vive parte de la familia. Antes de llegar...
Autor principal: | |
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Formato: | Artículo |
Lenguaje: | español |
Publicado: |
Universidad Autónoma de Nuevo León
2022
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Acceso en línea: | https://humanitas.uanl.mx/index.php/ah/article/view/1597 |
Sumario: | Palabras previas
Recuerdo haber visitado un panteón por primera vez cuando tenía alrededor de seis o siete años de edad. Durante un verano conocí el cementerio del Real de San Antonio de Baja California Sur; ahí descansa la ascendencia materna y en el pueblo vive parte de la familia.
Antes de llegar al panteón, pude apreciarlo a distancia ya que se encuentra en el declive de una pequeña loma. La panorámica me resultó atrayente porque las tumbas estaban en su totalidad pintadas de blanco, distribuidas simétricamente y adornadas con flores artificiales de colores, pero sobre todo, porque el espacio lucia limpio y bien cuidado. Admiré cada tumba en la que me detenía; había unas en forma de pirámide y otras con aspecto de ataúd construidas en ladrillo, dejándose ver en algunos sepulcros semidestruidos una parte de la osamenta humana; con dificultad leí los epitafios y no pocas veces cuestioné sobre las fantasías que circulan en torno a los cementerios.
La impresión de la visita me dejó contrariada; no entendía porqué se edificaban lugares solemnes y de gran belleza a cuestas del dolor.
Salí del lugar temerosa pero con la curiosidad de explorar nuevamente esa clase de recintos. |
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Descripción Física: | HUMANITAS DIGITAL; Núm. 31 (2004): Humanitas Enero-Diciembre 2004; 829-870 2007-1620 2007-1620 |