Sumario: | Nuestra idea de revalorar la arquitectura nació a partir de un artículo publicado dentro de la revista Exit Express la cual expone esa “otra arquitectura”, un estudio donde Fredy Massad y Alicia Guerrero (2008) reconocen que la creación y el pensamiento arquitectónicos están sumidos en una crisis causada por diversos factores (el consumismo, tecnología, economía, afán de poder entre otros). Los autores señalan también la falta de interés de los grandes arquitectos hacia los lugares donde se construyen sus edificios, porque muchas veces solo se preocupan por dejar una huella, y no en beneficiar a una población o ciudad. Todo ello ha redefinido la práctica profesional y configurado una arquitectura que vive ajena a las necesidades de los usuarios. La creación de los premios Pritzker en 1979 provocó que se reconociera y valorara una arquitectura espectacular, donde sobresalían grandes escenografías y grupos de arquitectos “estrellas”, Juhani Pallasmaa (2012) establece que: La arquitectura contemporánea que se hace pasar por vanguardia se preocupa más por el propio discurso arquitectónico y por trazar el mapa de los posibles territorios artísticos marginales que en dar respuesta a las cuestiones existenciales humanas. (p. 32-33) Lo anterior se traduce en una arquitectura vacía que sirve más como obra de arte que como espacio donde se pueda vivir y habitar. Valorar las necesidades físicas, biológicas y psicológicas de las personas por encima de la arquitectura espectacular, contribuye a mejorar la calidad de vida de los habitantes en los espacios arquitectónicos. Para ello es necesario usar otros enfoques de diseño, para construir una arquitectura basada en conceptos cualitativos y no sólo en los cuantitativos.
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