Sumario: | Hace cincuenta y tres años, en 1972, en Estocolmo, Suecia, se hacía un contraste del actuar de la sociedad humana frente a la biosfera, analizando los estragos e impactos ambientales que procedían del crecimiento poblacional y la contaminación proveniente de las actividades productivas, cuya finalidad era –y sigue siendo– satisfacer las demandas cada vez más aumentadas de una sociedad consumista y carente de conocimiento (Cantú-Martínez, 2015). Esto derivó en la concientización de que el mundo se erigía como una nave espacial, la cual se estaba vulnerando y era imperativo protegerla y preservarla para subsistir.
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