Sumario: | El trabajo constituye en ésta y toda cultura económica, una forma de vinculación
social y económica de carácter vital. Su pérdida, especialmente cuando es
repentina, trae consigo una serie de reacciones emocionales normalmente
negativas para la persona que la experimenta. El despido o la pérdida del empleo
producen, entre otras, respuestas de ansiedad, fuerte daño a la autoestima,
sentimientos de culpa, deterioro del auto concepto, síntomas psicosomáticos,
hipertensión, tensión, depresión, abandono y progresivamente patologías más
severas, tales como alcoholismo u otro tipo de adicción a drogas. En el plano
familiar, si se trata del despido del jefe de familia, las relaciones familiares se
tornan paulatinamente tensas y frías o distantes. Aumentan los roces y las
fricciones sociales y el cambio de roles que eventualmente puedan ocurrir,
generan alteraciones negativas del orden familiar tradicional.
|