Sumario: | El cine mexicano desde su nacimiento ha sido un importante generador de imaginarios narrativos de la ciudad. A través de una multiplicidad de géneros y temas ha contribuido en la construcción identitaria y el sentido de ciudadanía en nuestra cultura, sobre todo en la primera mitad del siglo XX. A partir de los años ochenta, esta perspectiva centrada en nociones identitarias y nacionales erosiona, dando pie a narrativas emergentes de la relación entre lo global y lo local. Una muestra de este proceso proviene del subgénero cinematográfico de acción violenta, homólogo de las producciones de Serie B americanas, caracterizado por una narrativa específica del fenómeno urbano, visto a través de códigos semióticos de acción local, siendo nuestro caso de observación el cine que implica a la ciudad de Monterrey como factor de emisión y escenario, en términos de paisaje cultural.
|