Estudio funcional y diacrónico de unidades fraseológicas en ‘El habla de Monterrey’. Propuesta para su registro en el diccionario de El habla de Monterrey.

Inicia el siglo XXI y el panorama ilosóico aún demanda, de parte de los encargados de generar conocimiento, un análisis crítico “de los papeles y funciones de los meta-relatos en nuestros discurso del saber1 ” (Hutcheon, 1994, p.18θ). En el área de la lingüística, esta demanda implica el abandono de...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Carrizales Guerra, Yazmín Máyela
Formato: Tesis
Lenguaje:Spanish / Castilian
Publicado: 2016
Materias:
Acceso en línea:http://eprints.uanl.mx/13781/1/1080238113.pdf
Descripción
Sumario:Inicia el siglo XXI y el panorama ilosóico aún demanda, de parte de los encargados de generar conocimiento, un análisis crítico “de los papeles y funciones de los meta-relatos en nuestros discurso del saber1 ” (Hutcheon, 1994, p.18θ). En el área de la lingüística, esta demanda implica el abandono de concepciones tradicionalistas desde las cuales se propone un sistema ‘basado en la razón’ que se aplica en el examen de los recursos de la lengua. Así, el primer metarelato que habríamos de cuestionar es que todas las variedades del lenguaje responden a un mismo sistema y, por lo tanto, a una misma norma. En la concepción de Hausmann (199ι) la lengua es monolítica, no contaminada por factores ajenos a los planteamientos estructuralistas desde los cuales propone que todo el léxico es idiomático desde el momento que tiene un signiicado. Son muchos los teóricos que han cuestionado las posturas estructuralistas; y uno de los primeros fue Coseriu, quien sustituye la concepción de un sistema general sin variaciones por la referencia a la tradición idiomática: Desde el punto de vista idiomático un texto sólo puede ser “correcto” o “incorrecto” (es decir que puede presentar conformidad o disconformidad con la tradición idiomática –la “lengua” — que en cada caso pretenda realizar) (19ιι, p. 243) Atendiendo a la tradición idiomática a la que se reiere Coseriu, al denominar los objetos en el discurso, los hablantes nos apoyamos en un marco de referencia que es sostenido por un sistema con muchas variantes que provienen no sólo del cambio diacrónico. Incluso en la dimensión sincrónica, cada una de las diferentes actividades se relaciona con códigos regidos por distintas normas, cuyo conjunto es, para Coseriu, el vehículo de elementos formales de la cultura. Al respecto, admitimos que los hablantes toman consciencia de su idioma, porque están en posibilidad de discernir en qué situación una “anomalía” para el sistema de la lengua es en realidad una combinación de palabras repetida por el grueso de la población y, por ende, un concepto asociado a su cultura.